No estar pendiente de la salud dental tiene consecuencias. Muchas y muy negativas para nuestra salud y, lo que es todavía peor, para nuestro bienestar diario. Todavía sigue habiendo muchos millones de personas que no cuidan como deberían de su salud dental por el hecho de que la consideran una salud “de segunda”. Y este es un error gravísimo porque, a pesar de que es verdad que la caries no te va a matar, no es menos cierto que va a incidir en tu vida diaria hasta el punto en que no te deje comer ni beber en condiciones normales.
Mi caso personal es el de una persona que creció pensando precisamente en que esa salud dental era algo de segunda categoría pero que terminó dándose cuenta, por desgracia después de algún gran contratiempo, de que no era así. De los errores se aprende y tengo que reconocer que, en mi caso, fue demasiado tarde. Así que prestad atención porque os voy a contar cómo descubrí que la salud dental es mucho más importante incluso de lo que me habían contado.
Cuando era un adolescente, no me cepillaba los dientes prácticamente nunca. No tenía la sensación de que mis dientes estuvieran en mal estado ni mucho menos, así que tampoco me preocupé demasiado por el asunto. Tengo que decir también que la alimentación no era mi punto fuerte porque abusaba de los productos azucarados (de los refrescos, por ejemplo), lo cual no me venía nada bien para aliviar la problemática que se estaba generando poco a poco en mi boca. Lo único bueno que yo tenía era que no bebía café ni fumaba, pero claro, teniendo en cuenta todo lo demás, pues de poco me servía, para que nos vamos a engañar.
El tiempo fue pasando y, como era de esperar, los problemas terminaron llegando. Empecé a notar cómo mis dientes dejaban de proporcionarme comodidad al comer, al beber e incluso al hablar. En ese momento, sí que empecé a preocuparme de lo lindo porque tenía miedo de que los problemas fueran más grandes de lo que yo me había imaginado en un principio. Mi preocupación se acrecentó todavía más cuando me di cuenta de que pequeñas partes de diversos dientes se empezaron a caer. Recuerdo perfectamente la sensación que se me quedó cuando me empecé a dar cuenta de eso y la verdad es que no se la deseo a nadie.
La mala sensación se multiplicó cuando, de pronto, un diente por completo se desprendió de mi boca. En ese momento me tuve que echar a llorar porque sentía que mi vida se desvanecía por completo. Me di cuenta de lo necio que había sido al no cuidar de mi salud dental y, de inmediato, me juré a mí mismo que enmendaría mi error. Comencé a buscar una clínica que pudiera ayudarme. Escogí Icoa y comenzó la remontada que tanto había estado esperando.
Necesitaba un implante y lo conseguí. Desde entonces, mi vida cambió por completo porque, en primer lugar, conseguí eliminar todos los problemas que tenía en la boca y no padecer dolores. Y, en segunda instancia, me conciencié por completo de lo importante que resulta cuidar de la salud bucal. Me prometí que cepillaría mis dientes tres veces al día y que acudiría a la clínica dental al menos una vez al año con el fin de prevenir la aparición de cualquier otro problema que pudiera tener en el futuro. Lo que había vivido hasta la fecha no se podía volver a repetir y estaba decidido a que la salud de mi boca fuera perfecta a partir de entonces.
He ido cumpliendo religiosamente con esa promesa y la verdad es que me siento muy feliz por haberlo hecho. El bienestar de mi boca ha mejorado una barbaridad porque jamás he vuelto a tener ninguna incomodidad como la que ya había padecido. Y, además, a pesar de haber acudido más veces al dentista, reduje el dinero invertido en el cuidado de mi boca y mis dientes. A veces, la felicidad está en las pequeñas cosas. Esta es una frase que se repite mucho. Pero lo cierto es que nunca pensé que la felicidad pudiera ser construida cuando cepillo mis dientes después de cada comida.
Creo firmemente que la concienciación puede jugar un gran papel a la hora de conseguir un país en el que la salud dental esté mejor cuidado de lo que está ahora mismo en España. No somos un país que tradicionalmente se haya preocupado demasiado por la salud de sus dientes. Yo mismo tengo un montón de familiares y amigos que no lo hacen a pesar de haber sido testigos en primera persona de mi caso. Hay una gran cantidad de clínicas dentales y profesionales de este sector en el interior de nuestras fronteras y las campañas de concienciación son cada vez más grandes, así que el que no cuida de su boca es porque no quiere.
En este sentido, quiero compartir con todos vosotros y vosotras un artículo que leí en la página web de la Cadena SER y en el que se decía que, en los Países Bajos, se había conseguido erradicar prácticamente la caries gracias a que en todo el país existía una gran concienciación al respecto de todo lo que tenía que ver con salud dental. Ese debe ser el ejemplo en el que se fije España y que tenemos que implementar a toda costa. Es muy importante que controlemos los medios a través de los cuales se realiza la publicidad: los nuevos y los tradicionales. Así, nadie se quedará al margen del conocimiento de todo lo que necesita para cuidar de sus dientes y su boca.
He visto también una noticia publicada en la página web oficial de la Organización Mundial de la Salud en la que se indica que el descuido de la salud bucodental ya afecta a más de la mitad de la población mundial. Creo que este dato es uno de los más peligrosos y debe servir para que todo el mundo se ponga las pilas y se tome en serio una salud como la de nuestra boca. Yo me equivoqué en su día y no me gustaría que las personas a las que quiero y el resto de la sociedad pasaran por lo mismo que tuve que pasar yo.
Hay que incidir en las personas jóvenes
Vaya por delante que la concienciación debe llegar hasta el último de los hogares que formen parte de nuestra sociedad, pero creo que hay que incidir especialmente en la gente joven a la hora de hablar de salud dental. Son esas personas jóvenes las que podríamos considerar como el motor del cambio en España. Teniendo en cuenta que el cuidado de la salud dental depende tanto de los hábitos que tenga cada uno, es importante que los padres y tutores de cada menor se aseguren de que ese menor adquiera el hábito de cepillarse los dientes tres veces al día. Cuando hayan adquirido ese hábito, no lo perderán en ningún momento de su vida. En cambio, es difícil que a la gente más mayor le vayamos a cambiar sus hábitos a estas alturas de su vida, aunque no por eso hay que dejar de intentarlo, por supuesto.
Todavía son muchos los jóvenes que no cuidan de su salud dental como deberían. Hay que cambiar esa realidad porque si somos capaces de hacer que la gente joven de hoy en día vea la importancia que esto tiene, vamos a ser capaces también de cambiar las cosas en el futuro puesto que esa gente joven hará lo propio con las generaciones venideras. Y eso es lo que hay que conseguir: una mecánica a través de la cual vayamos alimentando a la gente joven de argumentos para que cuide de su boca.
Estamos hablando de una de las zonas más importantes del cuerpo. Con la boca respiramos, comemos, bebemos, hablamos… En caso de no tener cuidado de la salud de nuestra boca, todas estas acciones se verán afectadas de una manera brutal. Teniendo en cuenta que repetimos estas acciones bastantes veces a lo largo del día, no cabe la menor duda de que podemos sentir muchas molestias a lo largo de un día si no tenemos el cuidado y la dedicación que hay que tener para mantener a salvo de todos los peligros a nuestra boca.
Los dolores dentales son de los más grandes que soporta una persona a lo largo de su vida. Si los habéis padecido en algún momento, seguro que los recordáis más de lo que os gustaría. Nos bloquean por completo, nos obligan a dejar cualquier actividad que estemos haciendo y a proferir todo tipo de palabras malsonantes por nuestra boca. Así que, por favor, tomaos en serio todo lo que tiene que ver con la prevención de la aparición de problemas bucales. Nunca una inversión fue tan fructífera como la de cepillarse los dientes durante cinco minutos cada día para no tener que sufrir este tipo de dolores.