¿Qué ocurre si no dejamos entrar la suficiente luz en casa?

Puede parecer una obviedad, el saber que la luz debe entrar en nuestra casa, pero no es así. Son muchas las casas que mantienen un aspecto sombrío y cerrado durante la mayor parte del día, y la verdad es que, aunque las personas que vivan en ella intenten justificarlo, esto no hace más que traer problemas a nuestro propio hogar y nuestra salud.

Esto ocurre sobre todo en hogares cerrados, impactados por contaminación acústica del exterior, o en hogares en los que las personas tienen sencillamente una mala disposición de sus ventanas o en los que se toman malas decisiones acerca de este tema.

Si piensas que tapar la luz del exterior es algo normal, quédate a leer este artículo y conoce las consecuencias de no dejar que la luz del sol bañe nuestros hogares; puede sorprenderte, ya que nuestra salud también se ve afectada.

¡Empezamos!

Casos comunes en los que no dejamos que la luz entre en casa, y cómo remediarlo.

Cuando entramos en casa, cerramos la puerta de la calle ¿verdad? (a excepción de esas casas de campo que sólo tienen una cortinilla por fuera, claro está). Esto ocurre porque queremos intimidad, seguridad y sobre todo porque nuestra casa es nuestro propio espacio y no tiene que estar abierto a cualquier persona o peligro del exterior.

Sin embargo, para algunas personas, lejos de conformarse con cerrar las puertas de su hogar, deciden cerrar a cal y canto las pocas ventanas que tienen (o todas) para asegurar su hogar de muchos estímulos, como la luz. Lo que no entienden, es que esto no beneficia a nadie. Y es que, al igual de que tampoco es bueno que estemos constantemente con las ventanas abiertas de par en par con la luz exterior bañando todos nuestros muebles constantemente, tampoco es bueno cerrarlas por completo.

Esto ocurre en casos como los siguientes:

  1. Cuando hay mascotas en casa.

Cuando tenemos una mascota, como suelen ser los gatos, tendemos a cerrar la casa herméticamente por miedo a que se escapen o se caigan por las ventanas. Quizá en este caso no estemos echando cortinas ni persianas, pero mantener las ventanas cerradas también impide la entrada la luz en muchos casos, sobre todo si las ventanas tienen doble acristalamiento o tienen un filtro que evita que pase la luz (por lo cual oscurece la habitación).

Esto puede perjudicar el bienestar de nuestro hogar e incluso el nuestro, dado que el olor a orina de gato que suele provenir de los areneros puede llegar hasta el último rincón de nuestro hogar; cocina, dormitorio e incluso a nuestro armario. Asimismo, nuestra mascota también necesita la vitamina D que ofrece el sol para estar sano.

La solución no es cerrar las ventanas, sino protegerlas. Una mosquitera en cada ventana debería bastar para solucionar este problema. De este modo, no tendríamos las ventanas siempre cerradas.

  1. Contaminación acústica.

Como hemos mencionado anteriormente, el ruido del exterior puede ser realmente molesto en algunos casos. Lo peor de todo es que muchas personas trabajan desde casa, y necesitan concentración para trabajar. Además, también se da el caso de personas que trabajan de noche y necesitan descansar de día y no pueden a causa de los ruidos del exterior, por lo que no sólo cierran las ventanas, sino que, además, cierran cortinas y persianas por igual.

Lo malo de esto es que las personas que viven en estos entornos se acostumbran a tener la casa así, y no cierran ventanas o echan cortinas sólo cuando van a trabajar o a descansar, sino todo el tiempo.

Aun así, encerrarnos no hará que mejore el problema; el aire que respiramos puede notarse bastante concentrado y darnos incluso dolor de cabeza. De igual forma, trabajar en un entorno sombrío y oscuro puede causarnos somnolencia y además desmotivarnos, ya que le mandamos una señal falsa al cerebro que indica que es de noche cuando no lo es.

En este caso, tal y como recomiendan los profesionales de CREAR SUR, la mejor opción que tenemos es aislar acústicamente las ventanas o cambiarlas por unas debidamente aisladas. De este modo, podremos dejar las ventanas abiertas durante todo el día y entrecerrarlas cuando vayamos a dormir o a trabajar. Asimismo, no tendremos que cerrar persianas ni cortinas, dejando pasar la luz por las ventanas debidamente y animando nuestro hogar debidamente.

  1. Personas que viven en entornos demasiado iluminados.

Puede sonar raro, pero algunas personas viven en lugares demasiado iluminados (natural o artificialmente). Al molestarles la luz, prefieren cerrar sus hogares en busca de tranquilidad visual. Aun así, esto puede acabar provocando problemas de diversa índole: puede favorecer la aparición de humedad y moho, lo cual afectará a nuestro sistema respiratorio. Además, eso no es todo, ya que nuestra salud mental también puede verse afectada. Un hogar oscuro y sombrío nos lleva a estar tristes, y, además, nos hace depender de la luz artificial, la cual puede provocarnos dolores de cabeza y otros síntomas como la depresión.

Además de estos casos, existen otras causas por las que no debemos evitar que la luz entre en nuestros hogares como, por ejemplo:

  • Si tenemos plantas, ya que éstas necesitan la luz solar para vivir.
  • Si tenemos problemas de dinero, ya que, si mantenemos las ventanas cerradas, usaremos la luz artificial y, por ende, pagaremos más en la factura de la luz.
  • Si estamos curándonos de una enfermedad, puesto que la vitamina D es crucial para mantener una buena salud física.

Para que un hogar funcione, debemos dejar entrar la luz adecuadamente, empezando por no cerrar siempre las ventanas, por nuestra salud y por el bienestar general de nuestro hogar.

Así que recuerda: si tienes un problema en casa, como no tener suficientes ventanas, instala algunas más. Y si tus ventanas no te convencen, no las tapes ni las cierres las 24h; hay opciones para dejar pasar la luz o tener durante el día tus ventanas abiertas, como las mosquiteras, los aislamientos térmicos y los aislamientos acústicos.

¡Dejemos que la luz entre en nuestras vidas, empezando por nuestro hogar!

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