Un interim manager es un profesional altamente cualificado y experimentado que se incorpora a una empresa de manera temporal para gestionar proyectos estratégicos o resolver situaciones específicas dentro de la organización. Aunque su presencia es por un tiempo limitado, el impacto que genera suele ser profundo y transformador. Su intervención se justifica cuando la empresa enfrenta desafíos que requieren una respuesta ágil, precisa y enfocada, o cuando se busca cubrir vacantes clave mientras se encuentra a la persona adecuada de forma permanente.
Entre las principales funciones de este tipo de profesionales se encuentran la gestión de crisis, la reorganización empresarial, la implementación de cambios y la dirección de proyectos complejos. Estas funciones lo convierten en una pieza clave para empresas que necesitan abordar situaciones críticas sin sacrificar su eficiencia operativa.
Una de las primeras funciones de este perfil es gestionar crisis o situaciones excepcionales que pueden poner en riesgo la viabilidad de la empresa o afectar gravemente su rendimiento. Por ejemplo, cuando una compañía enfrenta una reducción significativa de ingresos, problemas con la cadena de suministro, o una pérdida importante de clientes, es crucial tener a un experto que pueda diagnosticar rápidamente la situación y tomar decisiones firmes. En este contexto, el manager de transición aporta una visión objetiva y una experiencia sólida que le permite identificar áreas problemáticas y aplicar soluciones de manera inmediata.
Otra función importante es la reorganización y restructuración empresarial. Y es que tal y como nos cuentan desde Action Project, las empresas, en especial las que atraviesan dificultades, a menudo necesitan ajustar su estructura organizativa para mejorar la eficiencia, reducir costes o adaptarse a nuevos modelos de negocio. En estos casos, según relatan, un líder interino con experiencia en reorganización puede diseñar y ejecutar un plan de restructuración sin los sesgos que pueden afectar a quienes ya forman parte del equipo interno. Su independencia y enfoque imparcial le permiten realizar cambios difíciles pero necesarios, tales como la reducción de personal o la reasignación de funciones, sin comprometer las relaciones a largo plazo dentro de la organización.
El liderazgo en la implementación de cambios estratégicos es también una función fundamental. En entornos empresariales cada vez más volátiles, muchas organizaciones se ven en la necesidad de adaptarse a nuevas tecnologías, regulaciones o tendencias de mercado. Este proceso puede ser abrumador, especialmente cuando las empresas no cuentan con la experiencia necesaria para llevar a cabo dichos cambios. Aquí es donde entra el interim manager, quien, con su habilidad para liderar equipos y gestionar proyectos complejos, se asegura de que la implementación de estos cambios sea rápida y efectiva. Además, su rol temporal garantiza que no se vea afectado por las dinámicas políticas internas que podrían obstaculizar o dilatar el proceso.
Por último, este perfil puede ser crucial en la dirección de proyectos especiales o complejos. Estos proyectos, que requieren una atención específica y experiencia técnica o de gestión, pueden ir desde la expansión a nuevos mercados hasta la fusión o adquisición de empresas. Un manager interino se dedica de lleno a estos objetivos sin las distracciones de las operaciones diarias, lo que le permite concentrarse en el éxito del proyecto de manera eficiente.
¿Por qué es cada vez más habitual la presencia de esta figura en las empresas?
La realidad es que cada vez más compañías recurren a los servicios de un interim manager por varias razones. En primer lugar, la flexibilidad y rapidez con la que pueden responder a una necesidad temporal es un valor clave. Las empresas no siempre cuentan con los recursos o el tiempo para contratar un ejecutivo permanente que cumpla con todas las competencias requeridas para gestionar una situación particular. El proceso de selección de un ejecutivo de alto nivel puede tomar meses, mientras que un interim manager puede incorporarse de manera casi inmediata.
En segundo lugar, el coste-beneficio de contratar a un perfil como este es notable y es que, aunque su tarifa suele ser alta, la empresa solo paga por el tiempo específico que necesita sus servicios, lo que en muchos casos resulta más económico que una contratación permanente a largo plazo. Además, su experiencia garantiza un retorno de inversión más rápido y directo, algo crucial para compañías que están atravesando por momentos complicados.
Por último, la visión externa y objetiva que aporta un profesional interino es invaluable. Al no estar condicionado por las dinámicas internas o las relaciones preexistentes dentro de la empresa, puede tomar decisiones difíciles sin temor a repercusiones políticas. Esto permite que las soluciones implementadas sean más objetivas, y su experiencia en múltiples sectores aporta una perspectiva fresca que puede ser transformadora para la organización.