El panorama laboral es cada vez más dinámico. Han aparecido figuras como el profesional freelance o modalidades como el teletrabajo. El coworking es un espacio que se adapta perfectamente a estas realidades. Te comentamos algunas razones por las que vale la pena irse a trabajar a un coworking.
Un coworking es un centro de trabajo compartido. Un lugar donde trabajadores de distintas empresas y profesionales independientes comparten espacio de trabajo y servicios auxiliares y de logística para desempeñar su actividad. Pero un coworking es mucho más. Un lugar estupendo donde establecer contactos y realizar proyectos colaborativos, una ubicación bien situada donde localizar la sede fiscal de tu empresa, y un establecimiento donde disponer de instalaciones extras (como salas de reuniones) que solo pagas cuando las necesitas.
Los coworkings surgieron como una solución para que profesionales ligados al sector de la informática, el marketing y las tecnologías de la información compartieran espacio de trabajo al mismo tiempo que abarataban costes. Hoy es un espacio frecuentado por todo tipo de profesionales independientes, emprendedores y trabajadores que teletrabajan.
La crisis del 2008 y posteriormente la pandemia del COVID-19 nos enseñaron que para que un negocio funcione hay que ser flexible y adaptarse a las circunstancias. Esta adaptación también afecta a los gastos fijos y las instalaciones. Hoy, a muchos emprendedores les resulta más interesante contratar una plaza de coworkig que alquilar una oficina en el centro de la ciudad.
Estas son algunas razones por las que vale la pena irse a trabajar a un coworking.
Espíritu colaborativo.
Los coworking favorecen la colaboración de diferentes profesionales complementarios para llevar a cabo proyectos.
No es porque la dirección del establecimiento lo promueva. La propia naturaleza del coworking induce a esta colaboración. Pongamos un ejemplo. Si tú eres un consultor de marketing y un cliente te contrata para que le lleves una campaña que implica abrir una página web o un e-commerce y en la mesa de al lado trabaja un diseñador web, ¿por qué no apoyarte en él para darle un mejor servicio a tu cliente?
La revista mexicana Proleón cuenta que los coworking aparecieron con este espíritu desde su nacimiento. A finales de los 90, el diseñador de videojuegos Bernie Dkowen acuñó el término “working together as equals” (trabajar juntos como iguales). Hacía referencia a una comunidad de profesionales informáticos que colaboraban entre ellos, sufragando conjuntamente los gastos.
En el 2006, Brad Neuberg, en San Francisco (California), coge lo que hasta entonces era un espíritu de trabajo y le dota de espacio físico. Genera espacios abiertos donde los profesionales del sector tecnológico podían acudir a trabajar dentro de un ambiente colaborativo. Estos espacios eran abiertos. Los profesionales entraban y salían según lo necesitaban. No tenía que contratar un despacho por meses.
En menos de 30 años el formato del coworkig se ha extendido por todo el mundo. Manteniendo desde entonces ese espíritu colaborativo que lo motivó. Hoy encontramos coworking especializados en determinadas áreas. Coworking de diseñadores y programadores informáticos, coworking dedicados al marketing. Pero hasta en los coworking más abiertos, los usuarios habituales descubren a lo que se dedican sus compañeros, lo que abre posibilidades de trabajar juntos.
Flexibilidad.
Los coworking ofrecen una amplia variedad de servicios e instalaciones que solo se pagan cuando se necesitan.
Además de tener un espacio con wiffi en el que colocarte con tu portátil para trabajar, los coworking alquilan a sus clientes salas de reuniones por horas, para reunirse con su equipo de trabajo, con clientes e incluso para impartir un cursillo. Disponen de despachos privados que usan eventualmente. Pueden encargarse de recoger la paquetería y de atender las llamadas. Estos son servicios extra que solo se pagan si se utilizan.
Irene Hueto, una emprendedora de Barcelona que lleva meses trabajando en Mitre, 126 Workspace, un coworking ubicado en pleno centro de la ciudad condal, próximo a la Avenida Diagonal, nos cuenta que los coworkings son una solución excelente para emprendedores y Start ups.
Por coger esta referencia, una start up es una empresa en estado embrionario. Para que salga adelante muchas veces tiene que reducir costes al máximo. Disponer de soluciones como las del coworking les permite desarrollar su actividad, disponiendo de los servicios e instalaciones complementarias solo cuando lo necesita.
Una solución económica.
El coste es otro aspecto importante. El periódico El Confidencial Digital subraya que el coste medio de una oficina en Madrid es de 34,5 € el metro cuadrado. Una pequeña oficina de 25 metros cuadrado te sale por 826,5 € todos los meses.
Utilizar un coworkig durante todo el mes rara vez supera los 200 €. Estamos hablando de más de un 75% de ahorro.
Los coworking además no te exigen periodo de permanencia. No estás obligado a pagar el alquiler durante los años que dure el contrato. El mes que no necesites utilizarlo o que no te venga bien, no lo pagas y en paz.
Para entrar en un coworking tampoco tienes que pagar un mes de fianza como sucede con una oficina. Algunas de estos establecimientos cobran por horas o por días, lo cual resulta incluso más económico para el usuario.
El coworking se adapta mejor a la situación cambiante de un freelance y de una start up, que invierte en función de los recursos que dispone y de sus necesidades.
Una sede en el centro de la ciudad.
La mayoría de los coworking están ubicados en el centro de las ciudades o en áreas de oficinas, como son la Avenida Diagonal o el distrito 22@ de Barcelona, al lado de la torre Agbar. Casi todos los coworking ofrecen la posibilidad de domiciliar la correspondencia y la sede fiscal en su ubicación.
Un servicio bastante interesante que están ofreciendo los coworking es la llamada oficina virtual. La posibilidad de localizar la sede fiscal y comercial de la empresa en su dirección. Esto permite al usuario recibir y enviar allí la correspondencia, el reenvío de e-mail y comunicaciones digitales y la posibilidad de facturar adjuntando esta dirección.
Pablo Menchón, un profesional de servicios informáticos nos cuenta que esta medida es muy beneficiosa para los autónomos freelance. Señalar que la sede de tu empresa o tu negocio está localizada en pleno centro de la ciudad infunde confianza a los clientes y aumenta el número de encargos.
Muchos de estos profesionales y emprendedores trabajan gran parte del tiempo en sus casas. Sin embargo, comunicar que tu dirección fiscal es un domicilio doméstico, hasta cierto punto, no parece algo serio.
“En el momento en que está escalando el negocio” – nos cuenta Pablo – “”y tienes clientes cada vez más importantes, con encargos de ticket alto, la imagen que das es fundamental.”
Mayor productividad.
Los coworking crean un ambiente de trabajo objetivo para aquellos trabajadores que trabajan en remoto.
Estamos inclinando este artículo demasiado hacia los emprendedores y las pequeñas empresas, pero los coworkigs también son bastante interesantes para los trabajadores que teletrabajan, bien sea de manera permanente o en un modelo híbrido, que es el más habitual en España. Varios días a la semana trabajan en casa y el resto en las oficinas de la empresa.
Para estos trabajadores, ir a trabajar al coworking objetiviza el horario de trabajo. Es como si acudieran a la oficina, solo que esos días lo hacen desde estas instalaciones. Fuera de las distracciones y de la mezcla de ámbitos que pueden aparecer si trabajan en casa.
Esto se refleja en un aumento de la productividad. Quieran que no, si trabajas en casa se mezclan los quehaceres domésticos con las responsabilidades laborales. Paras el trabajo para llevar a los niños al colegio, para realizar esa compra de última hora o para hacer la comida. Esto hace que te cueste más concentrarte para sacar la faena.
Algo que en gran medida está resuelto si el trabajador acude a trabajar a un coworking.
Todo un abanico de instalaciones y servicios a tu alcance.
Lo hemos mencionado a lo largo del artículo, pero vale la pena remarcarlo un poco más. Los coworkig disponen de salas de reuniones, despachos privados y salones de actos que se alquilan a los clientes por horas.
Si alquilas una oficina pequeña en el centro de la ciudad no tienes tantas instalaciones a tu alcance como si trabajas desde un coworking.
En el coworking puedes disponer de una sala de 30 personas o más para reunir a tu equipo, para hacer una presentación colectiva a tus clientes o hasta para organizar un cursillo. Algo que es difícil de disponer en muchas oficinas.
Hay pequeñas empresas y start ups que trabajan en coworking y reservan una sala de reuniones una o dos veces por semana, durante unas horas, para organizar el trabajo de la semana y efectuar las reuniones internas.
Existen, incluso, algunos profesionales que trabajan en diferentes ciudades y que disponen de una sede comercial en cada una de ellas gracias a que se apoyan en los coworking.
Los coworking ofrecen todo un abanico de posibilidades para emprendedores, profesionales, trabajadores y pequeñas empresas con un carácter tan dinámico y flexible como la situación económica y laboral que están viviendo.